domingo, 6 de junio de 2010

me caen muy mal las mujeres que hablan como bebas



cuando las escucho siempre siento vergüenza ajena. A la vergüenza ajena la defino como un estremecimiento interior para nada placentero, muy alejado del orgasmo, o de momentos así, sólo quiero que se termine pronto, que se callen pronto. Cuando terminan de hablar, las disculpo mentalmente para poder sostener el vínculo, o para poder continuar con la conversación, o lo que sea.
estoy atando un deseo fuerte todo el tiempo: pararme y golpearlas